El Parador de Argómaniz quiere ir un paso más allá en la apuesta de Paradores por la sostenibilidad y ha decidido darle una nueva vida a toda la basura orgánica que generan, que es mucha. Javier Nava, jefe de mantenimiento, fue el impulsor de este proyecto que, aunque ya está asentado en otros países, en España sigue siendo pionero.

Javier Nava, jefe de mantenimiento, y Sergio Lacalzada, jefe de cocina del Parador de Argómaniz. 

A principios de febrero instalaron en sus terrenos dos compostadoras en las que echan tanto los desperdicios de la comida como los restos de poda del gran jardín que tienen. La materia orgánica pasa entre ocho y doce meses en estos contenedores hasta que hace efecto. "Es una descomposición natural. Lo único que hay que hacer es airearlo una vez a la semana y echar un poco de agua en verano para que se mantenga la humedad", comenta Manuel Quintanar, director del Parador de Argómaniz. "Son herméticos, por lo que no habrá problema de olores. Además, la última capa será siempre de restos de poda", cuenta el director.

Cuando haya transcurrido ese tiempo, el compost estará listo para utilizarlo. El objetivo es emplearlo como abono de jardín y para renovar la tierra de su huerto ecológico, que es todo un éxito entre los clientes. Tienen judías verdes, tomates, varios tipos de lechuga y habas que Sergio Lacalzada, el jefe de cocina, emplea para elaborar sus platos. Además, según confiesa Manuel Quintanar, "en verano a los niños les encanta venir al huerto a coger tomatitos".

 Huerto ecológico del Parador. 

En apenas dos meses creen que tendrán llenos los dos compostadores y esperan contar con el apoyo del Ayuntamiento de Argómaniz para ampliar aún más esta iniciativa, en la que también podrán participar los vecinos de la zona. También quieren concienciar al equipo del Parador y van a ofrecerles una formación para puedan aplicar esta técnica en sus hogares.