Cualquier época del año es buena para perderse por escarpados caminos o entre el misterioso silencio de bosques milenarios. Adentrarse en los profundos cañones de la Sierra de Ayllón se antoja como una experiencia inolvidable. Quizá por la majestuosidad de sus cascadas o la belleza de sus apacibles lagos.

Pico Ocejón.

Es posible que, recorriendo estos serpenteantes caminos, se perciba a lo lejos un destello irisado o el humo ondulante de una chimenea que despunta en una ladera. Como un espejismo que, al acercarse, descubre un curioso ejemplo del hacer popular: la Arquitectura Negra.

Casas, puentes e iglesias se mimetizan con el entorno. El clima de frío intenso, copiosas nevadas y largos inviernos obligó a los habitantes de esta sierra a idear edificios de muros anchos y fuerte mampostería. El sobrio color que le da su nombre viene de la pizarra, extraída del entorno natural y trabajada con paciencia para crear cubiertas de grandes lajas. Casas de estrechas ventanas y portones de madera albergan habitaciones pequeñas y amplias cocinas con chimenea.

Arquitectura Negra.

Los edificios religiosos son pequeños templos de absoluta sencillez y belleza. Su estilo románico conecta con la época medieval en la que se erigieron, con las espadañas a poniente y los huecos para las campanas y ábside semicircular a oriente. El interior refleja la austeridad exterior con asientos corridos de piedra en los muros y pequeños altares de imágenes multicolores.

Por las sendas negras

Tamajón es la puerta de entrada a un mundo encantado de bosques profundos y tradiciones ancestrales. Su antiguo palacio plateresco, la románica Iglesia de la Asunción y la ermita de la Virgen de los Enebrales son tan solo un avance de lo que está por venir. Comienza la ruta de los pueblos negros. La zona ocupa un radio de unos 60 kilómetros, con numerosas villas y aldeas que exhiben ejemplos puros de arquitectura negra. Destacan las ruinas del antiguo cenobio cisterciense de Retiendas, las ruinas de la iglesia romana de El Vado, las casas bien restauradas de Valverde de los Arroyos o el encantador Majaelrayo.

Arquitectura Negra.

Cogolludo, con su elegante Palacio Ducal es parada obligada. El edificio, construido a principios del siglo XVI es el primer ejemplo de arquitectura civil renacentista de España. Desde aquí se divisa la imponente majestuosidad del Pico Ocejón, que domina toda la comarca con sus más de 2.000 metros de altura. Paseando junto a sus típicos soportales, se llega hasta dos templos: la Iglesia de Santa María en la parte alta, junto a las ruinas del castillo y la Iglesia de San Pedro, erigida sobre la anterior de estilo románico.

Tradiciones ancestrales y gastronomía contundente

Las pequeñas poblaciones que conforman este paraje conservan fiestas y tradiciones que han permanecido intactas hasta nuestros días. Muchas con reconocimiento de interés regional.

Llaman poderosamente la atención la Octava del Corpus de Valverde de los Arroyos, la Fiesta de la Vaquilla, las botargas y mascaritas de Almiruete, la fiesta del Santo Niño en Majaelrayo y la Machada en Bocigano. La zona presume de una cocina típicamente serrana de platos en los que reina la carne: la ternera - alimentada con leche materna y los ricos pastos -, el jabalí y el venado se acompañan con exquisitas setas de la tierra. Otras recetas típicas incluyen la perdiz escabechada y el chorizo y lomo de olla.

Perdiz en escabeche.

 Villas imprescindibles para descubrir la Arquitectura Negra

• Tamajón
• Retiendas
• Campillejo
• El Espinar
• Robleluengo
• Majaelrayo
• Almiruete
• Palancares
• Valverde de los Arroyos
• Cogolludo

El Parador de Sigüenza

A menos de una hora del Pico Ocejón se encuentra el formidable castillo que alberga el Parador de Sigüenza, posada ideal para disfrutar de una ciudad milenaria, donde las piedras hablan de historia, tradición y leyenda.

Texto: Helena Curulla-Matosas

Fotos: Paradores de Turismo de España / Shutterstock