Un desastre en el servicio de comedor; el primer plato de zamburiñas a la plancha mas de 45 minutos....

El edificio es impresionante, sin embargo, creo que deberían reformar las habitaciones.
La que me asignaron no tenía enchufes cerca de las mesillas de noche. Tuve que ir a recepción a pedir una alargadera. Menos mal que encontraron una. La tuve que enchufar en el enchufe de la TV.
El cuarto de baño bien.
Esperaba más de un ***** GL.
Todo el personal muy amable, sin excepción.

ubicación espectacular. Restauración: para ser un GL,falto de calidad y variedad en desayuno y MP, decepcionante. Personal en su gran mayoría con un trato exquisito (mención especial para Elena restaurante Dos Reís, Manuel en la puerta siempre atento y Recepcion ¡gracias!) combinados con la poca profesionalidad y mala educación de un maitre del restaurante Dos Reís y algún botones que abre la puerta solo a clientes que considere de alto cache.

Precioso y bien ubicado edificio. La gran cantidad de pasajeros y sus movimientos despersonaliza el trato con
su personal.

dos categorías de parador en uno con demasiada diferencia entre ellos

Al hacer la reserva preguntamos por el parking, y nos dijeron que en el hotel se hacían cargo del coche y de las maletas, cual fué mi sorpresa, cuando al llegar, no nos ayudaron, ni con las maletas, y mucho menos con el vehículo,. a la salida de lo mismo, no fueron capaces de ayudar a mi mujer que salía con tres maletas hasta la puerta, puesto que yo había ido a por el coche.
en los dos restaurantes nos atendieron muy bien, incluso mas que bien

Decepcionante he ido varias veces y no volveré ha bajado mucho la atención al cliente van un poquito de sobraos

Demasiados eventos. Poca tranquilidad

Otro detalle es que mi habitación daba para la Rúa de San Francisco, y durante todo el día se oía la música de los artistas que cantan en el pasadizo hacia San Martín Pinario, por lo que si quieres dormir la siesta, es bastante molesto.

Si bien tengo que decir, que estoy muy satisfecha con el personal del desayuno, en especial con Samuel ¿Pozo?, siempre sonriente, pendiente de las mesas y las necesidades de los clientes. Por tanto, creo que el Parador de Santiago es un lugar idílico por su arquitectura, sus cuatro claustros, y su ubicación, pero deben cuidar más el trato al cliente y la estética de algunas zonas, como la sacristía baja (llena de mesas y telares).