Relatos apasionados: cuando el amor cobra vida en Paradores
07 de Febrero 2024
Fotos
Paradores / Shutterstock

Literatura, mitología, historia, leyenda... los muros de Paradores y sus idílicos alrededores dan para mucha narrativa. Emocionantes, sorprendentes y algunos inverosímiles relatos pero igualmente fascinantes, que han convertido al amor en su leit motiv. Descubrirás episodios reales protagonizados por antiguos soberanos enamorados. Conocerás asombrosas narraciones que han dejado huella, generación tras generación, en lugares que hoy son de imprescindible visita. Revivirás la historia de parejas convertidas en mito y en emblema de alguna que otra ciudad... Un recorrido apasionado por episodios de otro tiempo. Disfruta de un pretérito viaje por la crónica más romántica y apasionada de Paradores.

 

La mitología más romántica en un tapiz del Parador de Hondarribia

 

Nada mejor que comenzar nuestra lista de relatos apasionados que con una crónica de la mitología griega registrada en uno de los seis tapices, basados en los cartones de Rubens, que atesora el Parador de Hondarribia sobre la historia de Aquiles. Cuenta la narración que el héroe griego, aprovechando la Guerra de Troya y la muerte de todos los familiares de Briseida, hija del rey Brises, la raptó para convertirla en su esclava. Lo que un día se fraguó como un rapto, con el tiempo dio pie a una bonita historia de amor. Todo fue idilio y romanticismo hasta que el jefe del ejército de Grecia, Agamenón, separó a la pareja. Un oráculo le comunicó al guerrero que si quería vencer en la Guerra de Troya debía despojarse de su sierva. Así que, dicho y hecho, obedeció a ese presagió y se apoderó de Briseida como su nueva cautiva, aunque también supuso la renuncia de Aquiles a continuar participando en la contienda troyana.

Tras una serie de peripecias y la muerte de Patroclo, amante de Aquiles, el héroe decide retornar a la guerra. El tapiz, «Briseida devuelta a Aquiles» diseñado por Rubens y elaborado por Jan van Leefdael y Gerard van der Strecken, retrata los obsequios que Agamenón le entregó al semidiós por su regreso al frente, incluyendo la cesión de Briseida. Si te alojas en el Parador de Hondarribia, acércate a contemplar esta obra de arte en primera persona y analizar los detalles que marcan la diferencia. Por ejemplo, es curioso como Rubens, en medio de la escena donde se ve a los enamorados reencontrarse, también sitúa al fondo al moribundo Patroclo con dos mujeres enlutadas lamentándose, tal y como se describe en el relato de Homero. El dramatismo se ve reforzado al incluir a Agamenón levantando el dedo para jurar que no ha compartido lecho con la doncella cautiva.

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Parador de Carmona: el refugio que sedujo a Pedro I y María de Padilla

Nos trasladamos al Parador de Carmona, un renovado edificio que ocupa el palacio mudéjar de Pedro I de Castilla, sobre la antigua alcazaba musulmana. Recinto repleto de emocionantes historias que fue testigo de los encuentros románticos del citado soberano con María de Padilla, su gran pasión. Catalogado como Bien de Interés Cultural, fue el refugio predilecto de la pareja. De hecho se le conocía como la "morada del amor y los placeres del Rey". Con María tuvo cuatro hijos a pesar de que ella murió prematuramente en Sevilla a los 27 años. Tal fue el dolor de Pedro I que decidió anular sus dos matrimonios anteriores y María fue declarada reina después de muerta con el fin de poder legitimar su descendencia. El lugar desprende aún la grandiosidad de la época andalusí y desprende historia y romanticismo.

 

¿Os imagináis disfrutando de una velada romántica en el espectacular restaurante? Sus amplios ventanales con las increíbles vistas a la vega de Carmona son un magnífico telón de fondo mientras degustáis algunas de nuestras especialidades como el bacalao confitado al romero sobre patatas rotas al pimentón, la alboronía o el imprescindible salmorejo andaluz. Luego, quizás os apetezca dibujar en vuestro imaginario aquel romántico pasado entre Pedro I y María de Padilla. El lugar invita a ello. El Salón Bermejo con sus tapices y antigüedades, el patio interior al estilo andalusí o los detalles mudéjares que adornan el edificio son muestras que merecen la pena disfrutar. Y recordad que a solo media hora os espera Sevilla, con todo el arte y folclor que darán el toque final a vuestra experiencia.

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Parador de Arcos de la frontera, casa de un literario y enamoradizo corregidor

 

En Arcos de la Frontera hay una leyenda que narra cómo un viejo regente se enamora de una guapa y joven molinera. El romance inspiró en 1807 a Pedro Antonio de Alarcón para escribir “El Sombrero de Tres Picos”, una de las obras maestras del realismo del siglo XIX en la que vemos a un caricaturizado corregidor haciendo lo posible para ganarse el amor de Doña Frasquita. Más tarde Manuel de Falla trasladó la narración romántica al ballet, Picasso diseñó la indumentaria que visten las esculturas de la aclamada pareja y que se pueden apreciar en el Paseo de Andalucía de la localidad de Arcos y Alejandro Casona convirtió la historia en todo un drama teatral bajo el título, "La Molinera de Arcos". Lo interesante del relato es que se piensa que el Parador de Arcos fue la casa del corregidor Eugenio de Zúñiga y Ponce de León y aún hoy perduran sobre sus azulejos los retratos de los protagonistas.

La mansión, que un día fue testigo del romance entre el corregidor y la molinera, hoy es un estupendo Parador que os espera para vuestra escapada romántica. Desde la terraza podréis echar un vistazo a la increíble panorámica que ofrece su ubicación: un acantilado sobre el tajo del río Guadalete. ¡Qué no se os olvide traer la cámara y la mejor de vuestras sonrisas!  El patio andaluz decorado con los enrejados y la azulejería tradicionales son un escenario perfecto para capturar unas buenas fotografías, por no hablar del pueblo, que sorprende con sus míticas casas blancas y el entramado de sus calles de origen árabe que invitan a perderse por ellas.

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La leyenda más popular de San Valentín se revive en el Parador de Teruel

 

El romanticismo no solo aguarda en las estancias de Paradores. El entorno que los rodea también hace apología de alguna leyenda amorosa. Cuenta la historia que, "Los Amantes de Teruel", Isabel de Segura y Diego de Marcilla, crecieron juntos y pasaron largas horas jugando. Al llegar a la juventud, el amor entusiasmó a Diego a pedir la mano de su pretendienta. El padre de la joven se opuso al matrimonio, alegando que la familia Marcilla era de un linaje inferior. Para resolver la discordia, se selló un acuerdo: Diego tendría un plazo de cinco años para conseguir riquezas y honores, si quería desposar y besar a Isabel. Así que, puso rumbo a luchar en las cruzadas.

El tiempo pasaba e Isabel escuchaba rumores del fallecimiento de su amado en el frente. Conducida por su espíritu pesimista, aceptó el casamiento con Pedro de Azagra, señor de Albarracín. La boda se celebró, exactamente cinco años y un día después del pacto que un día los amantes firmaron. Mientras la villa celebraba el jolgorio nupcial, Diego llegó victorioso de la guerra. Aunque era consciente de que el plazo había expirado, fue corriendo a buscar a su amada para pedirle el beso que tanto había esperado, sin logro alguno. Tras el rechazo de Isabel de Segura a besarle, el joven murió allí mismo.

Se dice que al funeral asistió la noble muchacha y que le concedió el beso que Diego había anhelado tanto tiempo. Tras ese gesto, Isabel murió allí mismo. Fue tal el impacto, que las familias de ambos decidieron sepultarlos juntos. Aunque el mito parece una tragedia, en realidad es un claro ejemplo del triunfo del amor, ya que, los amantes descansan juntos por la eternidad. El Parador de Teruel, no solo es un alojamiento idóneo para revivir el relato y visitar la tumba de los tortolitos. En estas fechas, en el pueblo se organiza "Las Bodas de Isabel de Segura", festejos que incluyen folclore, música y mercadillo medieval. ¿Por qué no aprovecháis la ocasión para disfrutar de un plan original y diferente?

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Parador de La Palma: la leyenda del pastor enamorado

 

En el escenario del Parador de La Palma, llama la atención "El Salto de los Enamorados". El nombre se debe a la hazaña de un acaramelado pastor. Persistente en seducir a su damisela, aceptó el reto que la joven le propuso si quería casarse con ella. Debía coger la vara con la que dirigía al ganado y apoyarla al borde del abismo. Si era capaz de dar tres vueltas en semicírculo, entre el vacío y la tierra, la joven accedería a casarse con él. Al tercer giro, la voz del intrépido muchacho se escuchó caer por el barranco, dejando un legado imborrable en la memoria de aquel lugar.

Si venís a la isla, en El Salto de los Enamorados, no solo contemplaréis una de las más hermosas panorámicas del paraje, sino también una estatua del pastor que conmemora la leyenda popular. Además, nuestro Parador canario rezuma romanticismo por cada costado. Desde su arquitectura con terrazas de madera mirando al Atlántico, hasta sus extensos y nobles jardines que integran especies autóctonas como dragos, tajinasjes y tabaibas. Sin lugar a dudas, el mejor sitio para celebrar el amor.

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La fuente que fue testigo de un trágico amor en el Parador de Sos del Rey Católico

 

En Sos del Rey Católico, cuenta la leyenda que, una pareja de jóvenes enamorados hicieron un trato para sellar su amor. El joven comunicó a su amada su intención de ir a la guerra y salir victorioso para tener suficientes honores para pedir su mano. Por su parte, la dama, teniendo de testigo la fuente que actualmente se encuentra cerca del río Onsella, prometió que le esperaría y que si quebrantaba su propia palabra, su alma viviría allí eternamente. El tiempo fue pasando y el amor de la chica enfriándose. Al final, terminó por casarse con otro de los caballeros que la pretendían. El relato sigue narrando que el mismo día de su boda, su primer amor regresó de la guerra contra los moros y acusó a la novia de romper el acuerdo que ambos firmaron. En ese momento la joven desapareció, cuyo espíritu se dice que baja por las proximidades de la fuente, que es conocida como "La Fuente del Perjurio".

La villa rezuma preciosidad y romanticismo. Sin ir más lejos, está declarada Conjunto Histórico Artístico. Lo más característico son sus calles empedradas y sus casas que aún conservan la esencia del medievo. Cualquier camino es bueno para perderse y recorrer la herencia cultural de tiempos ancestros. Por supuesto, una fotografía junto a la fuente de la aclamada leyenda es otra parada indiscutible. Allí también percibiréis la enorme riqueza natural que esconde el pueblo aragonés.

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