Una boda sin pétalos, es como un jardín sin flores?.
Muchas veces lo sencillo da pie a la elegancia. Nos rodeamos, sin querer, de excesos y grandilocuencias, olvidándonos de los pequeños detalles de la vida. Y son esos pequeños detalles, los que hacen grande un acontecimiento, ¿no crees? El vestido, el lugar, la iglesia? Imagínate todo ello, adornado con rosas blancas, calas o margaritas, desprendiendo su aroma y frescura y haciendo de tu boda un deleite floral.
Los arreglos florales deben de estar en armonía con tus gustos y emociones? Así, si eres calmada y soñadora, opta por colores pastel y claros como blancos, rosas o amarillo palo, y si por el contrario eres atrevida y frenética, juega con colores más vivos como los rojos, naranjas o color vino.
Pero no todo está en el color. Te sugerimos que la presentación de tus adornos florales sea, ante todo, creativa manteniendo la elegancia, y como decíamos al principio, sin excesos. En este book, te proponemos algunas ideas, como colgar ramos de cintas blancas, o bolas de cristal con margaritas en su interior. Otra idea, es envolver el regalo de tus invitados con un ramillete, para darle un gusto bucólico. Son ideas muy sencillas pero que dan ese toque de imaginación, incluso si te divierten y tienes tiempo, para un DIY.
¿Y el ramo de novia? Te sugerimos que exprese aroma, colorido y composición. Que sea un reflejo de ti en este día tan importante, así que no te cortes y elígelo a tu antojo: corto, largo, compacto, voluminoso? Sea como sea, pero recuerda, es tu ramo, son tus flores y será tu aliado del camino al altar, así que dedícale tiempo, por que este compañero de viaje, se lo merece.
Créditos fotografías: Kyle Hale
